Son las cuatro palabras más temidas por cualquier conductor: «los papeles del coche». Los sudores fríos que acompañan en las situaciones en las que sabes que todo está correcto, se convierten en crisis de ansiedad cuando la ITV ha caducado o se te ha olvidado meter el recibí del pago del seguro. Y eso que hace tiempo que no es necesario llevarlo. Lo del seguro, claro. Que la ITV se debe y se tiene que pasar en tiempo y forma.

Y ese es precisamente el quebradero de cabeza que va a ocupar a millones de automovilistas españoles en las sucesivas fases de salida del confinamiento. Con carácter general, el 14 de marzo, con el decreto del estado de alarma, quedaban cerradas las entidades que realizan las inspecciones. Lógicamente, también los plazos para superar el examen del vehículo se suspendía, de forma que ningún automóvil se quedase sin poder circular o fuera multado durante el estado de alarma por no llevar la ITV en regla.

¿Pero ahora? Todo va a ir volviendo hacia una nueva normalidad y recuperar el ritmo promete, en la práctica, proponer más problemas que un libro de matemáticas. Por ejemplo. Si el conjunto de las Inspecciones Técnicas de Vehículos de un país, digamos España, tiene capacidad para atender 1,8 millones de citas al mes y desde que se suspendió su actividad han caducado de tres millones, ¿cómo pueden cumplirse ahora los plazos? Es más, sumando los coches y camiones que superan la vigencia de sus fichas técnicas en mayo, para final de mes se estaría cerca de los cinco millones de conductores reclamando una cita.

Por eso y porque el año pasado, también en mayo, ya se vivió un tremendo colapso en las ITV vascas (y no había coronavirus) la Asociación Española de Entidades Colaboradoras de la Administración en la Inspección Técnica de Vehículos (AECA-ITV) ha propuesto al Gobierno un plan para la vuelta a la normalidad del servicio.

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