Hace más de una década, los biocarburantes fueron noticia por su supuesta relación con el fuerte aumento de precios que registraron algunas materias primas básicas para la alimentación. Se les culpaba de estar detrás de este encarecimiento al competir por el uso de tierra de cultivo. Ahora, más de diez años después, vuelven a estar en el punto de mira debido a un esperado cambio normativo y al aumento de su producción y consumo en España.

El Gobierno central ha derogado la obligación que tenían desde el año 2010 todas las estaciones de servicio en España de ofrecer gasolina E5 de 95 octanos, es decir gasolina de 95 octanos con un máximo del 5% de bioetanol en volumen. “Esta obligación era un freno para el consumo de gasolina E10, la que contienen hasta un 10% de bioetanol”, explica Manuel Bustos, director de la sección de Biocarburantes de la Asociación de Empresas de Energías Renovables (Appa Renovables). “La mayoría de las gasolineras tienen únicamente dos surtidores para gasolina y uno lo destinaban a la gasolina normal y otro a la E5, como les exigía la ley. Ahora, podrán destinarlo a E10”, prosigue Bustos.

La gran mayoría de los turismos fabricados con posterioridad al año 2000 pueden utilizar tanto gasolina E10 como gasolina E5, mientras que la mayor parte de los fabricados con anterioridad a dicho año sólo pueden usar gasolina E5. “Hay kits que permiten que cualquier motor de gasolina pueda funcionar con hasta un E85”, asegura el portavoz de Appa.

El uso de biocarburantes –que se obtienen a partir de sustancias orgánicas o desechos metabólicos, como cereales o residuos agroalimetarios– reduce tanto el consumo de carburantes fósiles como las emisiones de gases de efecto invernadero, además de diversificar las fuentes de energía. “En términos de emisiones tiene un balance neutro porque el CO2 que emite al quemarse ya sido previamente captado por la planta que se ha usado para su fabricación”, señala Bustos.

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