La Ertzaintza, tras la denuncia interpuesta por la Hacienda foral de Gipuzkoa y bajo la supervisión de un Juzgado de Donostia, culminó la semana pasada una operación policial denominada 'Martzi', que ha permitido desmantelar un grupo criminal dedicado a la delincuencia económica y que se sospecha habría defraudado 40 millones de euros (23 en la Hacienda de Gipuzkoa y 17 en la estatal) al no declarar el IVA en la venta mayorista de carburantes.

A esta red se le acusa de seis delitos: contra la hacienda, falsificación de documentos y blanqueo de capitales, entre ellos. En total hay 11 personas implicadas, que han pasado por la autoridad judicial, como detenidas o investigadas. El considerado líder del grupo se encuentra en prisión y el resto en libertad, aunque todos con la obligación depositar fianza solidaria de 40 millones. La operación ha contado con la colaboración de los Mossos d'Escuadra y la Guardia Civil, ya que parte de los arrestos y registros se han llevado a cabo en provincias como Lleida o Madrid, así como de actuarios de la Hacienda foral guipuzcoana. Se han incautado a la organización 91.000 euros en metálico, joyas y ocho vehículos de lujo, alguno de ellos valorado en unos 100.000 euros. Las cuentas bancarias y otros activos se han embargado judicialmente.

La investigación de la Ertzaintza comenzó a principios de julio tras recibir un encargo del Juzgado de Instrucción número 3 de Donostia, derivado de la denuncia judicial interpuesta por la Hacienda Foral de Gipuzkoa, que a principios de año detectó irregularidades en relación a la trama. Tras constatar los indicios de fraude, la Hacienda foral llevó el caso a los tribunales y advirtió a la Agencia Tributaria estatal del proceder del grupo investigado. El caso fue asignado a la Sección de Delitos Económicos de la Ertzaintza que trabajo conjuntamente con el Servicio de Investigación Criminal Territorial de Gipuzkoa. En el proceso de averiguación han colaborado también dos técnicos de la entidad foral guipuzcoana.

El 'modus operandi'
Básicamente el delito consistía en no ingresar a la Hacienda el IVA derivado de la intermediación en la venta de carburantes que realizaba el presunto grupo criminal entre empresas petrolíferas y gasolineras ubicadas en el sur y el levante peninsular. En cambio esas gasolineras sí deducían de forma legal las cantidades del IVA no tributado por la trama desmantelada ahora. Ese fraude permitía además al grupo delictivo ofrecer a las estaciones de servicio precios inferiores a los del mercado, lo que provocaba un grave perjuicio a los competidores que sí cumplían con las obligaciones fiscales.

Según la investigación, esta trama constituyó una empresa a finales de 2015 y operó de forma ilegal durante 2016. La actividad continuó en 2017 a través de una segunda entidad comercial. En ambos casos, su titularidad se ocultaba a través de varios testaferros, que figuran entre los implicados. Ese cambio de empresa y el uso de testaferro pretendían dificultar la labor fiscal de las agencias de tributación. En este tiempo han contado con una sede en un bloque de oficinas de un polígono industrial de Irun, donde usaban locales de su propiedad, y en unas dependencias alquiladas en Madrid.

Una parte del grupo realizaba tareas de dirección con el líder encarcelado al frente, mientras que otra se dedicaba a labores de gestión administrativa incluyendo el blanqueo de capitales. Otros integrantes llevaban a cabo funciones comerciales para cerrar operaciones entre mayoristas y minoristas. Por último, los testaferros se encargaban de dar opacidad a la actividad de la trama.
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