Salen a las calles por la misma razón que sus homólogos israelíes: protestar contra la subida de impuestos y la carestía de productos tan importantes en el día a día como la gasolina. Los "indignados" palestinos han ocupado esta semana plazas y calles en Hebrón, Jenín, Nablús y Ramala para denunciar la cada vez más asfixiante crisis económica.

"¡El pueblo quiere derribar el régimen!", gritan los manifestantes evocando la conocida sintonía de la Primavera Árabe. Los palestinos de Cisjordania se rebelan contra el destacado aumento del precio de la gasolina que unido a la crisis y la ausencia de horizonte político que divise el fin de la ocupación y un Estado independiente, integra un cóctel explosivo. En algunos casos incendiario.

La voz de indignación ha traspasado las paredes de la Mukata de Ramala aunque el dedo acusador se dirige hacia la oficina del primer ministro palestino, Salam Fayad. La enorme deuda de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) y la falta de liquidez para pagar sueldos son dos argumentos de Fayad para subir los impuestos. "No huyo de la responsabilidad. Estoy dispuesto a dimitir si es lo que desea el pueblo y si es lo que soluciona la grave crisis económica", declaró ayer a varias cadenas de radio palestinas.

Con la caja cada vez más vacía, el economista Fayad no puede comprometerse a dar una fecha para pagar los sueldos de agosto a los funcionarios. Todo depende de la ayuda prometida por los países árabes y de la transferencia de los 200 millones de dólares que aprobó el presidente norteamericano, Barack Obama.

Fayad es responsable de la gestión financiera de Cisjordania y también en parte de la Franja de Gaza aunque ésta se encuentre bajo férreo control del régimen del grupo islamista Hamas. Según Fayad, los ingresos procedentes de Gaza se han reducido de un 28 a un 4 % desde la toma de poder de Hamas (2007) mientras el presupuesto de la ANP dedicado a la Franja se acerca al 50%. Por ejemplo, los sueldos de los funcionarios.

Fayad denuncia las restricciones en la zona C de Cisjordania, el 60% del territorio que está bajo control militar israelí. Más allá del reciente aumento de permisos de entrada a Israel de trabajadores palestinos y la colaboración sellada en el campo fiscal, mientras no haya una solución política la economía cisjordana siempre dependerá de otros. ¨

Israel es el proveedor exclusivo de gasolina a la ANP que estos dias quizás como respuesta a la presión ha sugerido la posibildiad de importar de otros lugares.

El rais, Abu Mazen, ha intervenido y no precisamente para echar un cable a Fayad. "Apoyamos las exigencias del pueblo", ha dicho antes de una sentencia que no debería pasar inadvertida: "La Primavera Palestina ha empezado y debemos alinearnos con lo que el pueblo dice y quiere".

Su movimiento, Al Fatah, se suma a la protesta social. Pero es también protesta política y ajuste de cuentas contra Fayad, una figura independiente que provoca el enfado tanto de Hamas como de Al Fatah.

En Israel, también ha habido protestas por el espectacular aumento del precio de la gasolina pero en los coches palestinos es más doloroso. 8 shékels (1.6) por litro de gasolina de 95 octano para habitantes que tienen como sueldo medio poco más de 2000 shékels (400 euros).

De ahí que algunas manifestaciones sean lideradas por taxistas que no han dudado en cortar calles. "Todo es tan caro que ya no sale a cuenta ir en coche. La situación es muy jodida", nos decía un taxista en la caótica entrada de Ramala.

Al igual que en Israel, algunos palestinos han llevado su desesperación a niveles extremos. En otras palabras, a lo bonzo. Jaled Abu Rabee (42) y Hasan Qahwaji (30) han intentado prenderse fuego en Hebrón y Ramalá respectivamente. Como denuncia de las penurias económicas y reclamo para llamar la atención de los periodistas y dirigentes palestinos. En la ciudad de Gaza, Ehab Abu Nada (18) falleció tras quemarse a lo bonzo. Su padre explica la muerte como resultado de la "pobreza y falta de trabajo para subsistir".

Ante el temor que se convierta en una moda, el Gran Mufti de Jerusalén, Muhammad Hussein ha emitido una fatwa en la que prohíbe suicidarse por motivos económicos. "Prenderse fuego está prohibido por el Islam", ha dicho la máxima autoridad religiosa.

Macabra ironía. El aumento del precio de gasolina puede llevar a muchos a arrojarse este líquido y prenderse fuego