Las motos siempre han sido un referente de movilidad para miles de malagueños. El buen clima en la capital y en la Costa del Sol hace que estos vehículos sean aptos para desplazarse durante casi todo el año. Pero con el estallido de la crisis, y sobre todo tras su reciente recrudecimiento, las dos ruedas le han ganado la partida al resto de vehículos urbanos. Muchos ciudadanos que hasta ahora utilizaban automóviles para desplazarse los están aparcando y, en su lugar, emplean motocicletas (la mayoría de pequeña cilindrada) y ciclomotores para moverse, principalmente a escala urbana pero también en el área metropolitana. Han dejado a un lado el temor a las secuelas de un posible accidente (que suele ser más grave que si ocurre en coche) en favor del ahorro, la rapidez y la comodidad.
Detrás de esta tendencia tan extendida aparecen diversas razones, pero sobre todas ellas destacan dos: las facilidades para conducirlas con el carné de coche; y el encarecimiento del precio del petróleo. En el primer punto, solo hay que recordar que basta con tener tres años de antigüedad en el permiso B para estar directamente habilitado a circular sobre ciclos de hasta 125 centímetros cúbicos. En cuanto al segundo, esta semana la gasolina ha vuelto a marcar un máximo histórico, por encima de 1,53 euros por litro; mientras que el gasóleo supera los 1,44 euros. Y todavía se esperan más subidas cuando se empiece a aplicar el nuevo IVA. Ni que decir tiene que las motos, especialmente las de 125 cc., consumen casi la mitad que la mayoría de los turismos.

Cambio de tendencia
Son causas de peso, pero no las únicas. Quienes se han decidido por el cambio esgrimen otras, tales como la mayor facilidad para aparcar (en zonas como el Centro y en algunos barrios es la única forma de hacerlo sin tener que recurrir a un 'parking' y pagar); su menor mantenimiento; seguros más económicos y la posibilidad de reducir tiempos de viaje. Tanto es así que también han aumentado los desplazamientos entre la capital y municipios del área metropolitana, como Rincón de la Victoria y Alhaurín de la Torre.
Junto al testimonio en este sentido que ofrecen tanto los usuarios como los responsables de concesionarios de motos y de las gasolineras, las estadísticas de la DGT ponen de relieve un cambio de tendencia en las matriculaciones. Si en los años anteriores a la crisis se vendían en la provincia el doble de coches que de motos, el pasado mes de julio esta diferencia se había reducido drásticamente. Entonces, fueron 1.117 matriculaciones de turismos por parte de particulares, mientras que en el mismo periodo se vendieron 808 unidades de dos ruedas (la distancia se ha acortado hasta el 28%, aunque hay que tener en cuenta el factor estacional). Ambos mercados han descendido respecto a los años de bonanza, pero el automovilístico está sufriendo la crisis con más dureza que el motociclista, que incluso repunta en el caso de las 'scooters' urbanas de 125 cc. De estas, se han vendido en la provincia unas 1.200 unidades entre mayo y julio. Pese a todo, tener al menos un coche sigue siendo la primera opción para la mayoría de las familias malagueñas, y las ventas superan con creces a las del resto de vehículos.
Antonio Navarro, propietario de Navarro Hermanos -una de las firmas con mayor implantación en la provincia- refleja que se está produciendo un cambio de hábitos en muchos ciudadanos, empujados por la escasez económica y las dificultades de movilidad. «La gente viene diciendo que el coche gasta siete litros, que en Málaga no se puede aparcar y que el 'parking' cuesta un capital. No todo el mundo puede gastarse 15 ó 20 euros por tener el coche todo el día en el aparcamiento. La moto es mucho más cómoda». Destaca que la cilindrada más demandada, la de 125, permite desplazarse desde municipios cercanos.

Situación en las gasolineras
«¡Hasta yo me he comprado una 125 y le lleno el depósito una vez cada tres semanas!», admite Álvaro Fontes, presidente de Agavecar, la patronal de las estaciones de servicio. «Es totalmente cierto, la gente guarda uno de los coches y se mueve en moto. Hemos notado esa tendencia y hay más afluencia en las gasolineras», añade, y expone que el fenómeno tiene auge sobre todo en la capital. Sus observaciones están motivadas además por el hecho de que algunos centros de repostaje de la provincia están habilitando surtidores específicos para los motoristas, al objeto de ganar agilidad. «Siempre hemos pensado que la caída de ventas en las estaciones de servicio se debía a que hay menos coches, pero también se explica por que la gente se está comprando motos de 125, que consumen muy poco».
Otro mercado que está repuntando es el de los talleres de reparación. Los moteros de Marbella conocen bien a Leonardo. Es lo que tiene dedicarse a este negocio desde hace más de cinco décadas. Antes, la base de esta empresa familiar eran las ventas; ahora, las tornas han cambiado. La austeridad de las familias ha provocado que las reparaciones ganen terreno, hasta el punto que suponen ya casi el 75% por ciento de sus ingresos totales, según estima María del Carmen Ruiz, empleada e hija del fundador de la casa, Leonardo Ruiz. «La gente solo repara, y menos mal. Es lo que nos está ayudando a salir adelante», afirma.
A su juicio, se están dando casos sorprendentes: los propietarios dan el visto bueno a presupuestos de reparación de 300 euros, en vez de jubilar a su vieja compañera, y aunque a veces no esté muy claro que merezca la pena. «Hace unos años ese mismo cliente ni se lo hubiera pensado, habría entregado su antigua moto para comprarse otra, que las hay por unos 1.200 euros. En estos tiempos ni se lo plantea, aún teniendo la posibilidad de financiarla», asegura la responsable.