En los últimos días venimos escuchando continuos rumores sobre la subida impositiva que va a realizar el nuevo Gobierno. Una cosa parece clara, y es que efectivamente, si tenemos que cumplir con las exigencias de la Comisión Europea y por lo tanto reducir el déficit, uno de los pilares para conseguirlo será la subida de impuestos.

Se da por segura la subida en el impuesto de Sociedades. Esperamos que de una vez por todas sea una subida que permita acercar los impuestos que paga una gran empresa a los que paga una pequeña o mediana empresa. ya sabemos que actualmente la diferencia entre lo que paga una gran empresa con relación al resto puede acercarse a los 10 puntos menos. Desgraciadamente mientras no haya una armonización fiscal en toda la Unión Europea será difícil conseguir éste objetivo, porque ya hemos visto que las grandes empresas tienen técnicas financieras y recursos sobrados para buscar las grietas del sistema.

Descartada, parece ser, la subida del IVA y la del IRPF, se da también casi por segura la subida de impuestos especiales y en especial la de los hidrocarburos.

No entramos a valorar, en cuanto a la estrategia económica, la bondad o no de ésta subida impositiva, pero sí que vamos a hacer unas pequeñas reflexiones al respecto.

En primer lugar, no es una subida nueva, desde el año 2009, año casi de inicio de la crisis, se ha subido en 15 céntimos de euro/litro los impuestos que soportan los hidrocarburos. Recordemos que además de las subidas de impuestos especiales, se ha subido también el IVA en un par de ocasiones.

También tenemos que saber que los impuestos especiales suponen de media en la actualidad 44,8 céntimos/litro en el caso de la gasolina y 35,5 céntimos/litro en el caso del diésel. Si sumamos el IVA a esas cantidades, nos da un impuesto medio de 66 céntimos/ litro en el caso de la gasolina y de 56 céntimos/litro en el caso del diésel. Así, a simple vista, ya tenemos una explicación de porqué se ha producido la ahora tan denostada dieselización de nuestro parque automovilístico, se viene subvencionando al vehículo diésel desde tiempo inmemorial. Sin embargo, si hay una circunstancia nueva en ésta subvención, hasta hace unos años el vehículo diésel tenía un uso casi exclusivo de carácter profesional, hoy en día y sobre todo desde que los fabricantes europeos de coches apostaron por este combustible, la realidad es que se puede estar subvencionando al propietario de un coche de lujo con un valor de más de 70.000 €, frente a otro coche mucho más modesto y de clase media que funcione con gasolina. Quizá ha llegado el momento de que esa subvención se produzca en función del uso que se le dé al coche, y no del combustible con el que se mueva, sería una manera de incentivar el uso de la gasolina y de paso participar en ese deseo de casi todas las ciudades de tener una atmósfera menos contaminada.

La subida de los impuestos en los carburantes y por lo tanto la subida de los precios finales de éstos, tienen consecuencias en toda la economía del país. España mueve casi todas sus mercancías a través del transporte por carretera y ese es un sector extraordinariamente sensible a la subida de los precios del gasóleo, ya que es su principal coste de explotación. Tampoco hay que despreciar la repercusión en otros sectores como la industria o la energía, hay que recordar también que en muchas ocasiones se utiliza energía fósil para conseguir otras energías más limpias y sostenibles, pero que hoy en día no son autosuficientes.

Para finalizar una última petición:
Si finalmente se lleva a cabo la subida de los impuestos de los carburantes, por favor allá por finales de enero o principios de febrero, cuando el índice de precios suba y sin duda la subida impositiva haya contribuido en buena medida a ello, no se olviden de que aparte de que nuestro sector tenga muchos defectos, se subieron los impuestos especiales y que nuestro margen bruto probablemente sea el mismo que ahora o menor y que por lo tanto la responsabilidad del precio final del producto es, cuanto menos, compartida.