El ministro del Interior, Jorge Fernández, anunció de un «pack completo de velocidades» que quieren tener aprobado antes de 2013 a través de una reforma del Reglamento General de Circulación.

La novedad es que este paquete contemplará la creación de zonas urbanas tranquilas donde el tope sea de 30 km/h en lugar de 50 y, sobre todo, la introducción de la llamada velocidad variable.

Esta se aplicará sobre autopistas y autovías, aunque el ministro no descartó que termine llegando a la red convencional.

Para ello, se instalarán paneles (aparte de los ya existentes) que indicarán el límite vigente en cada tramo, monitorizado de acuerdo a factores como la climatología, el estado del asfalto u otras variables para fijar el límite correspondiente.

La fórmula no es nueva. Se estrenó en los accesos a Barcelona en enero de 2009 y, desde entonces, los conductores pueden encontrarse con tramos limitados incluso a 40 km/h. Y con los radares debidamente reprogramados. En este caso, el sistema atiende a tres elementos: incidentes en la vía, nivel de contaminación o densidad del tráfico.

En realidad, para España el sistema lo había patentado en 1997 el madrileño Tomás de Lara, quien lo ideó para reducir los atascos en la entrada a las grandes ciudades. La idea era sencilla: se iba reduciendo paulatinamente el límite, de modo que si éste era escrupulosamente respetado, no se generaban cuellos de botella ya que nunca llegaban a un punto más vehículos de los que la infraestructura podía absorber.

De cuajar, el proyecto daría más sentido a la otra gran incógnita que todavía sobrevuela esta cuestión: que el máximo en vías rápidas termine subiendo a 130 km/h ya que este límite nunca sería genérico y, a cambio, habrá tramos donde hoy se puede ir a 120 km/h y con el nuevo sistema bajen de ese umbral.

Además, aunque las asociaciones de víctimas no están a favor de elevar ese tope -que opera desde hace 30 años-, sí coinciden con las de automovilistas en que la velocidad variable es un sistema más justo, eficiente y, especialmente, más seguro para la gestión del tráfico.

También hay otras voces, como es el caso de Movimiento 140, que recelan de que, si finalmente se sube aquel límite se haga como una forma de compensación por la introducción del pago por uso en vías rápidas que hoy son gratuitas.