El descenso generalizado en la circulación de vehículos por el estado de alarma ha dejado dos sectores como grandes damnificados: por un lado las estaciones de servicio, que han visto una caída drástica en la venta de carburante; y por otra parte, los talleres de automoción, que en la gran mayoría de casos están trabajando bajo mínimos, y tras la aplicación de ERTE en sus plantillas para poder afrontar la situación.Es el caso de Talleres Rial, servicio oficial de Peugeot en Lalín y cerca de tres décadas en el sector. Mario Granja indicaba ayer que están trabajando dos personas, frente a las 12 habituales en el taller. Porque con el estado de alarma, el trabajo se ha volatilizado. Así aprovecharon el tiempo para poner al día el taller, reparar algún elevador y hacer limpieza general. En cuanto a las piezas, con Peugeot no hay problema, indica, con la excepción puntual de una puerta de una furgoneta que no acaban de servirle.

Las tiendas de recambios acusan también la reducción de clientela
La reducción de actividad va en cadena: los coches apenas andan, los talleres apenas trabajan y las tiendas de recambios apenas venden. Con los particulares fuera de juego, en este estado de alarma sirve casi en exclusiva a profesionales de la reparación. Desde Recambios Deza, de Lalín, indican que son las pastillas de freno son uno de los elementos con importante demanda en estos días, y otros productos para el mantenimiento, en gran medida para furgonetas de servicios que han seguido trabajando. Creen que se intensificará la demanda de baterías, que acusarán todo el parón en un cambio de estación que no es propicio para esa pieza. Por su parte, en Recambios Campaza de Silleda indican que venden también mucho recambio para vehículos agrícolas, y en fechas de intenso trabajo en el campo sigue la demanda. De las 5 personas en plantilla, trabajaron al inicio de la crisis dos, una en administración y otro en ventas, y el jueves pasado sumaron otro vendedor.

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