La crisis con Rusia mostró al mundo que Europa había olvidado el negocio del refino para depender de los ‘baratos’ carburantes de origen ruso. Lo sucedido con el diésel es un claro reflejo de ello. Europa se mueve comprando una cuarta parte del diésel que consume Rusia, lo que ha provocado que este año llenar un depósito de gasóleo supere con creces a llenar un depósito similar de gasolina 95. Una brecha que se ha cerrado en el arranque de 2023, aunque no por mucho tiempo.
El último dato que ofrece el Boletín Petrolero de la Comisión Europea del pasado 6 de febrero refleja un precio del litro del diésel en 1,68 euros frente al 1,66 de la gasolina 95. Dos céntimos que están muy alejados de los 20 céntimos que les diferenciaba en el pasado mes de noviembre. Desde el sector petrolero español señalan que la reducción de la diferencia ha llegado gracias a la buena actividad de refino, a una bajada de la demanda y que los diferentes países han realizado un buen trabajo de almacenamiento para afrontar la falta de suministro ruso.

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