2050 puede suponer un futuro en el que haya que recargar el vehículo en una estación de carga eléctrica o acudiendo a una hidrogenera (como se conocen a las estaciones de carga de hidrógeno). Y es que el uso de esta molécula como futuro combustible ya no parece un escenario tan lejano. De la mano del European Green Deal (Pacto Verde Europeo) y de los ODS de la Agenda 2030 de Naciones Unidas, la apuesta por esta energía (casi) limpia se ha acelerado. Codo con codo con las baterías eléctricas, el hidrógeno verde se quiere postular como una de las dos principales alternativas a los combustibles fósiles.

El director del Clúster de Movilidad y Logística de Euskadi, Fernando Zubillaga Elorza, precisa que el hidrógeno (H2) ha cogido “un protagonismo relevante en los últimos meses, incluso año”. Por su parte, Arturo Fernández Goyenechea, responsable de la coordinación de los proyectos hidrógeno en Petronor Innovación, no cree que la pregunta sea si esta energía va a ser posible en el futuro, sino cuándo. Ambos participarán en el curso de verano ‘La carrera del hidrógeno verde: el nuevo vector energético para la movilidad’, que organiza la Euskal Herriko Unibersitatea.

Aunque hay varios tipos de hidrógenos, apunta Zubillaga, las esperanzas en cuanto a movilidad están depositadas sobre el verde. “Desde el punto de vista operativo es muy interesante porque vale para transporte pesado, larga distancia, así como vehículos eléctricos del sector de la movilidad”. Su energía se obtiene de fuentes renovables, además de que la generación de electricidad y su uso están “completamente libres de CO2”.

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