Salir de Madrid por la carretera de La Coruña tiene algo de viaje en el tiempo. La España del desarrollismo se hace fuerte en esos primeros puntos kilométricos que le alejan a uno de Moncloa para enfilarle hacia el norte. Ya antes de llegar a las primeras urbanizaciones de las localidades limítrofes, encontramos un puñado de hitos en este recorrido por el país que éramos hace alrededor de 60 años. Uno es la piscina del Parque Sindical, hoy conocida como Parque Deportivo Puerta de Hierro. Otro es el sempiterno Seat 600 que permanece aparcado en la Facultad de Estadística de la Complutense desde tiempo inmemorial. Damos fe de que en la primera mitad de los noventa ya formaba parte del paisaje. ¿Cuánto tiempo lleva allí? ¿Por qué no se mueve? ¿Quién es su dueño? ¿Está abandonado? Cualquier automovilista o usuario del transporte público que haya frecuentado el trayecto se ha hecho alguna vez estas preguntas. A lo largo de las próximas líneas procederemos a contestarlas todas.

Como suele suceder con los grandes misterios, las respuestas conducen a las explicaciones más sencillas. El 600 está aparcado bajo las pérgolas diseñadas por Miguel Fisac en los años cincuenta porque sus dueños siempre han vivido allí, en el mismo terreno que ha visto albergar en años sucesivos a la Institución de Formación del Profesorado de Enseñanza Laboral, la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense, la de Filología y, desde 1989, la actual Facultad de Estadística. ¿Cómo es eso posible? Porque su orgulloso comprador, Víctor Gómez, era el conserje de las instalaciones desde que éstas empezaron a funcionar. De modo que se instaló en la casa anexa en la que hoy sigue viviendo, con 93 años, su viuda, Petra. Allí mora también Francisco, el hijo de ambos, que ha seguido los pasos de su padre y trabaja como personal de administración y servicios.

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