La energía eólica marina existe desde hace 30 años. El primer parque eólico marino se instaló frente a la costa de Dinamarca en 1991, y desde entonces la capacidad eólica marina total acumulada en el mundo ha crecido hasta los 35,3 GW. Aunque pueda parecer una cifra elevada, sobre todo teniendo en cuenta el plazo relativamente corto (en términos de infraestructura de generación de electricidad, al menos), en realidad está muy por debajo de lo necesario para alcanzar la plena descarbonización. El escenario neutral contenido en la estrategia a largo plazo de la Comisión Europea requiere de una producción de entre 400 y 450 GW de capacidad eólica marina para 2050. Esto equivale a más de 10 veces lo producido en el mismo periodo de 30 años que se tardó en construir nuestra capacidad inicial de 35 GW.

Puede parecer un reto desalentador, pero hay una serie de razones de peso que explican por qué esa cifra puede ser no sólo realista, sino una subestimación de lo que está por venir. Para entender una de las razones más significativas para ser optimista en el crecimiento de la energía eólica marina, hay que mirar a una rama completamente diferente de la energía renovable: el hidrógeno verde, que ya se considera una de las claves para descarbonizar nuestra sociedad, y en particular, el sector industrial, donde es difícil de reducir la dependencia de otras fuentes energéticas no renovables. Desgraciadamente, la producción de hidrógeno verde sigue siendo un proceso relativamente caro, y garantizar la electricidad que se utiliza para producir el hidrógeno es, de hecho, bastante difícil.

Puede leer la noticia completa en EL ECONOMISTA