Según ha informado este jueves el Ministerio, el 45 % de la producción de biogás en 2030 se consumiría directamente, en usos térmicos o eléctricos, sobre todo en la industria, mientras que el restante 55 % se transformaría en biometano para su uso en movilidad pesada, por ejemplo, en flotas municipales de limpieza o recogida de residuos, o se podría inyectar en la red, si es rentable económicamente hacerlo. Alrededor del 1 % del gas que se consuma en 2030 por esta vía debería tener origen renovable, desplazando con ello al gas de origen fósil.

El uso en el transporte facilitará el cumplimiento del objetivo del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) de alcanzar una cuota de energía renovable del 28 % en 2030, así como los hitos europeos de penetración de biocombustibles avanzados en los carburantes, que deberán llegar al 3,5 % del total ese mismo año, según el Ministerio.

Asimismo, la consecución del objetivo planteado en la Hoja de Ruta para 2030 permitirá alcanzar una reducción de 2,1 millones de toneladas de CO2 equivalente cada año y su producción contribuirá a evitar las fugas de metano a la atmósfera, un gas que presenta un potencial de efecto invernadero muy superior al del CO2.

La Hoja de Ruta contempla cinco ejes de actuación con 43 medidas concretas, entre las que sobresalen la creación de un sistema de garantías de origen, similar al de la electricidad renovable para que los consumidores puedan distinguir el biogás del gas fósil convencional, y el establecimiento de objetivos de penetración, como en el caso de los biocarburantes.

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