El sector forestal debería ser uno de los motores del desarrollo económico y sociolaboral del medio rural en un país en el que la forestal representa más del 55% de superficie total, casi un 30% de la cual es arbolada.

La biomasa es la fuente de energía autóctona más importante en Europa desde 2016, por delante de los combustibles fósiles. La biomasa, como recurso energético, y los aprovechamientos forestales de la industria del sector de transformación constituyen dos agentes dinamizadores de la economía rural con claras ventajas complementarias en los procesos de descarbonización, del cumplimiento de objetivos de economía circular y, sobre todo, en la defensa contra los incendios forestales y el fortalecimiento de nuestros bosques.

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