La proliferación de las popularmente conocidas como gasolineras baratas ha puesto en pie de guerra a las estaciones de servicio tradicionales, que consideran las low cost de "dudosa legalidad", según la denuncia que han enviado al Ministerio de Industria con un informe sobre las presuntas irregularidades de sus competidores en materia de consumo y seguridad, así como en la normativa de derechos básicos de consumidores y usuarios. La Vanguardia ha intentado infructuosamente recabar la versión de las gasolineras low cost, que de momento no constan como agremiadas en ninguna asociación. Los reiterados intentos para contactar con los propietarios de Petro 7 Vallès, en el Vallès Oriental, o Ballenoil, en el Maresme, tampoco han obtenido respuesta.

El riesgo que entrañan estas instalaciones, siempre según la Associació Provincial d'Estacions de Servei de Barcelona, radica en la falta de personal para controlar las operaciones de carga y descarga del combustible, una situación que puede causar accidentes y situaciones poco seguras, "como el sobrellenado del tanque y posterior vertido". Tal extremo, según el estudio encargado por la patronal, vulnera la normativa en materia de manipulación de mercancías peligrosas.

El caso más común de los postes low cost analizados es que, incluso en el supuesto de que exista un responsable, este no está debidamente formado o su jornada laboral no encaja con todo el horario de apertura al público. Esta situación, afirma la denuncia, puede derivar en riesgos muy elevados. La falta de vigilancia impide controlar, entre otras eventualidades, que los usuarios reposten fumando, con las luces encendidas o con el motor en marcha. Las estaciones de servicio tradicionales también denuncian que en las instalaciones de bajo coste tampoco es posible controlar el uso de envases no homologados, ni evitar derrames o comprobar que no haya peligro después de una pequeña fuga. Por otro lado, la ausencia de un responsable impide detectar mangueras en mal estado y hace imposible "garantizar el permanente abastecimiento". Si bien la falta de personal cualificado es uno de los mayores riesgos que detecta el informe, también se destacan otros, como las dificultades que pueden tener para autoabastecerse personas con algún tipo de discapacidad. El texto agrega que estos negocios no siempre cumplen con la normativa que afecta a derechos básicos de consumidores y usuarios, tales como el acceso a las hojas de reclamaciones o, en algunos casos, a facturas de compra.

Este tipo de establecimientos abundan en Mataró y su área de influencia. Así, en un radio de 15 kilómetros de la capital del Maresme se puede encontrar gasolina de 95 octanos a 1,309 euros, mientras en una gasolinera tradicional se vende a un máximo 1,469 euros, lo que supone una diferencia de precio por litro de 16 céntimos, que en un depósito de 40 litros permite un ahorro de 6,4 euros y en uno de 70 litros, 11,2 euros en cada repostaje

Leer más: http://www.lavanguardia.com/local/maresme/20140810/54413620619/maresme-mataro-estaciones-servicio-low-cost.html#ixzz3Ba9Ur6d2