Las gasolineras de nuestro país están pasando un mal momento, la crisis económica que está produciendo esta pandemia está llevando a muchas empresas al límite de su supervivencia. No obstante, los empresarios y trabajadores del sector, con responsabilidad y respeto, siendo solidarios los unos con los otros, están haciendo frente a la situación. Desde el primer momento han mantenido los servicios que dan a los ciudadanos y han capeado como han podido todos los obstáculos que se han presentado, falta de elementos de protección, incertidumbre, a veces miedo.

Hasta aquí, lo dicho es aplicable a muchas empresas de este país que siguen dando servicio, e incluso a aquellas que no lo hacen porque no pueden, pero a las que les encantaría hacerlo.
El hecho diferencial para nuestra desgracia es la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, la CNMC.
Este organismo público, no lo olvidemos, que debe velar por una libre competencia, en nuestro sector toma partido. Lleva haciéndolo desde hace ya mucho tiempo y francamente, ya estamos hartos.

Posición partidista

En la última publicación en su blog afirma, sin el menor rubor, que en esta situación se demuestra más que nunca, la validez de las estaciones desatendidas frente a las que tienen personal, a la vez que incide en otros puntos. Lo vamos a analizar.
Antes de nada, una precisión. Las gasolineras sin personal se llaman desatendidas y no automáticas, como se empeña en hacerlo la CNMC. Están perfectamente definidas en la ITC-MI-IP04, la norma de seguridad industrial que regula nuestro sector y lo hace en su Capítulo III Definiciones. En el 3.17 Instalación desatendida, dice: “Es aquella que funciona sin que exista personal de la instalación que ejercite control o supervisión directa del suministro…”

Nadie hará nada, ni limpiará ni desinfectará nada, porque no hay nadie para hacerlo

Volviendo al blog, la CNMC se permite decir que en este momento las gasolineras sin personal aportan otra ventaja más, que es la de la seguridad en el repostaje y en el colmo de los argumentos, afirma que son mucho más seguras porque como no hay trabajadores no hay peligro de contagio. No explica, que como no hay trabajadores tampoco habrá quien reponga los guantes cuando se acaben, que será pronto, porque como no hay nadie que controle lo más probable es que no duren mucho, ni repara en que nadie limpiará los aparatos surtidores después de que unos cuantos clientes hayan tocado los botones y las mangueras y los boquereles.
Además del sistema de pago y otros elementos de la instalación.
En resumen, nadie hará nada, ni limpiará ni desinfectará nada, porque no hay nadie para hacerlo.

Mantener el empleo con dignidad y profesionalidad

Pero si el argumento es peregrino, lo que no es de recibo es que lo haga ahora, cuando el esfuerzo de los empresarios por mantener el empleo de sus trabajadores y la profesionalidad de estos en sus puestos de trabajo es digno de elogio.

Lo que es lamentable, es que un organismo que tiene que ser imparcial, tome partido de una manera tan inapropiada por uno de los actores presentes en el mercado

El resto de los argumentos de los que se habla en el blog son los de siempre, precio más barato porque no hay trabajadores y mucha más oferta para los consumidores. A veces con la oferta pasa como con la información, cuando es excesiva deja de ser tan buena.

No es verdad que se ubiquen donde las tradicionales no están presentes, precisamente se suelen instalar en su gran mayoría al lado de las gasolineras ya existentes, aprovechando los mercados ya creados. No me parece ni bien ni mal, están en su derecho y los cambios normativos se lo han permitido.

Lo que es lamentable, es que un organismo que tiene que ser imparcial, tome partido de una manera tan inapropiada por uno de los actores presentes en el mercado. Pero que lo haga en el momento en que lo prioritario es salvar nuestras empresas y los empleos de los trabajadores es indignante.

Victor García Nebreda. Secretario general de AEESCAM