El pasado 5 de diciembre entraba en vigor el embargo europeo a todas las importaciones de petróleo ruso transportado por mar, una medida que afectará al 90% de todo el crudo que el país envía a Europa, es decircon las, unos 730 millones de barriles anuales. El embargo también afectará a la importación de derivados de petróleo ruso a partir del 5 de febrero.

Esta medida, cuyo objetivo es reducir la capacidad económica de Rusia para financiar sus operaciones militares en Ucrania, ha coincidido en el tiempo con la puesta en marcha del veto de la UE -junto a los países del G7 y Australia- a transportar crudo ruso por vía marítima a terceros países vendido a un precio superior a 60 dólares el barril, medida con la que también se pretende minar las ganancias de Rusia.

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