El reciente ataque a dos petroleros cerca del estrecho de Ormuz ha disparado las alarmas ante la escalada de tensión suscitada por un hipotético enfrentamiento armado entre EEUU e Irán. Por desgracia, parece ser que no aprendemos y toda la derecha liberal ha lanzado las campanas al vuelo para recordar lo nefasto del régimen de los Ayatolahs. Pero esta no debería ser la cuestión. En el mundo hay regímenes políticos malos y peores, para todos los gustos. Más bien habría que preguntarse si al mundo le interesa una guerra con Irán, un país con una potencia militar muy superior a la de Iraq y cuyas consecuencias podrían disparar el precio del barril de petróleo a los 200 dólares. ¿Queremos esto realmente? ¿Somos conscientes del terrible gasto en vidas, material y recursos de tal enfrentamiento?

Puede argumentarse que ante ciertas situaciones a veces no hay más recurso que las armas pero ¿es éste el caso de Irán? Los EEUU convivieron 50 años con la Unión Soviética, un país muchísimo más poderoso que el Irán de hoy sin recurrir a la guerra abierta. Lo que la diplomacia solventó con la URSS, ¿no va a poder solventarlo en el caso de Irán?

Pese a ello parece ser que muchos prefieren la guerra. Donald Trump llegó a la Casa Blanca vendiendo una política exterior que ha resultado finalmente ser lo contrario. Ante esta estafa uno debe preguntarse, ¿cómo es posible que se haya engañado así al pueblo estadounidense? Lo que es seguro es que si las cosas empeoran, la implicación de los EEUU, además de una verdadera catástrofe para el mundo, podría muy bien costarle la presidencia a Donald Trump en 2020. Desde luego, la administración que quería “hacer grande a América otra vez” camina por los mismos derroteros por los que caminó George Bush, allá por la primavera de 2003. La CNN ya ha explicado que Mike Pompeo culpó directamente de los dos ataques a Irán sin aducir una sola prueba del asunto, mientras que el propietario japonés de uno de los petroleros, Yutaka Katada, presidente de la empresa Kokatu Sangyo Co. afirmó en una rueda de prensa el pasado viernes 14 que, en contradicción con la versión del Estado Mayor estadounidense -según la cual las explosiones se debían a minas magnéticas colocadas bajo la línea de flotación- el petrolero “Corageous” recibió un proyectil desde el aire.

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