La petrolera tiene dos frentes estratégicos abiertos. Por un lado, la salida a Bolsa de su filial renovable -o entrada de socios-; y, por otro, la venta de su filial comercial/clientes que en estos momentos está en ‘standby’. Sobre este asunto, uno de los puntos de fricción es lo ‘verde’ de algunos segmentos de ese negocio. El tradicional butano (dentro de los componentes GLP), por ejemplo, debe acelerar el proceso.

Hace unos meses trascendió de forma publicada, que no oficial, que se paraba el proceso de venta de la filial comercial de Repsol. Se trata de un segmento que engloba la mayoría del negocio ‘downstream’ de la petrolera. Estaciones de servicio, venta de luz y gas, y productos derivados, entre ellos el butano y propano. El valor de esta división se aproxima a los 10.000 M€, y la parte que se quiere vender ronda el 25%. La propia hoja de ruta del proceso de venta que la compañía presidida por Antonio Brufau no ha desmentido llegaba hasta 2022. Por lo tanto, se trata de una puerta que sigue abierta. Pero se necesitaban ciertos acoples en los que la energética sigue trabajando.

Según ha podido conocer MERCA2, desde Repsol han impulsado en los últimos meses un trato más ‘verde’ en todo lo relacionado con su negocio de GLP. Un segmento que, pese a la caída de ingresos en suelo español -ha pasado de 1.152 M€ en ventas en 2015, a 1.053 millones a cierre de 2020-, se mantiene fuerte dentro de la compañía. Y precisamente eso ha sido algo que generaba ciertas reticencias a la hora de abordar la compra por parte de los fondos interesados.

Por este motivo, Repsol ha impulsado la relación digital con los clientes para la compra de las tradicionales bombonas de butano y, de esta manera, tener una cadena de valor más eficiente a la hora del reparto. Así, consiguen ofrecer una mayor facilidad al cliente, pero al mismo tiempo consiguen ser más eficientes con el transporte del butano.

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