El proyecto presentado esta semana por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en materia de reducción de emisiones fija el año 2035 como el último en el que se puedan comercializar turismos y vehículos comerciales propulsados por motores de combustión interna (diésel, gasolina, gas e híbridos).

El proyecto de la Comisión, denominado Fit for 55, tendrá que pactarse ahora con el Parlamento Europeo, así como con los distintos gobiernos de los Veintisiete. Esto supone adelantar cinco años el objetivo que España había marcado en la Ley de Cambio Climático y Transición Energética.

Lo cierto es que esta medida ahonda aún más en la profunda transformación que está llevando a cabo el sector. El año pasado fue el primero en el que la Comisión Europea estableció un objetivo de emisiones para las automovilísticas mediante la normativa normativa europea CAFE (Corporate Average Fuel Emissions, en español Emisiones de Combustible Medias Corporativas). Dicho objetivo estaba marcado en 95 gramos de dióxido de carbono (CO2) por kilómetro de cada vehículo matriculado. Es decir, las automovilísticas tienen que centrar sus ventas en los modelos eléctricos con el objetivo de evitar sanciones multimillonarias.

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