Gasoil, herramientas, maquinaria, grupos electrógenos, productos hortofrutícolas, aperos, placas solares, fitosanitarios, animales y cobre. Son los productos «estrella», los más deseados por los delincuentes que se dedican a saquear explotaciones agrícolas y ganaderas y que han provocado incluso la creación de patrullas ciudadanas en algunas zonas del país, como la Comunidad Valenciana o Valladolid, para combatirlos.

Los datos a los que ha tenido acceso ABC evidencian el aumento imparable de estos robos desde 2007, aunque es a partir de 2010 cuando se da el gran repunte. Este año ese incremento se ha acentuado, si bien desde junio las cifras son más halagüeñas. «Todavía es pronto para confirmar que se ha producido un cambio de tendencia», precisan fuentes de Interior, «pero hay motivos para pensar que el trabajo empieza a dar resultado. Hay que esperar a ver si se confirma esta evolución en los próximos meses».

Interior y Agricultura
El Gobierno no está dispuesto a que estos robos sigan aumentando y ultima un plan con nuevas medidas, que presentarán en los próximos días los ministros del Interior, Jorge Fernández Díaz, y de Agricultura, Miguel Arias Cañete, tras reunirse con los representantes de las organizaciones agrarias. Ya el pasado junio, fueron los secretarios de Estado de ambos Departamentos quienes junto a mandos operativos de la Guardia Civil se sentaron con las organizaciones para analizar la preocupante situación y las consecuencias de los hurtos y robos que se han adueñado de los campos con aparente impunidad, pese a las continuas operaciones del Instituto Armado.

Entre enero y julio de este año se han producido 14.742 robos en este tipo de explotaciones en España (no están contabilizados los de Cataluña dado que la estadística no incorpora los datos de Mossos d’Esquadra). Cada día setenta ganaderos o agricultores ven cómo su trabajo de sol a sol se arruina. Se acumulan pérdidas y cunde el desánimo. El número de delitos acumulados entre agosto del año pasado y este julio asciende a 24.930 infracciones.

Los ladrones casi nunca recurren a la violencia (no llegan al uno por ciento de los casos), pero más de la mitad no dudan en emplear la fuerza y, por tanto, destrozar lo que encuentran a su paso. Casi la otra mitad de los delitos que se cometen son hurtos.

«Como no van a prisión ni les pasa nada lo hacen una y otra vez»
Y aquí encontramos el otro gran problema y la queja de los afectados: el hurto hasta 400 euros es una falta, no un delito. Ni se tiene en cuenta la reincidencia ni los daños causados. Una de las demandas de las organizaciones agrarias es que la próxima reforma del Código Penal los tenga en cuenta y se endurezcan las penas específicamente teniendo en cuenta el alto nivel de reincidencia.

«Es lo de siempre. Te roban la cosecha, los productos de la cura, las tuberías del riego, lo que pillen. Como no van a prisión ni les pasa nada lo hacen una y otra vez y, mientras, nosotros nos arruinamos», denuncia un agricultor de Córdoba, una de las zonas más castigadas. El subdelegado del Gobierno en esta provincia se mostró la semana pasada muy preocupado por el problema y llamó a la calma ante la propuesta de Asaja Córdoba (también se ha producido en otras provincias) de crear patrullas de agricultores para vigilar las explotaciones y los puntos de venta de material robado.

De aceituna a placas solares
Las comunidades donde se han registrado más delitos en el último año (con la salvedad de Cataluña donde las competencias no son de Guardia Civil) son Andalucía, la Comunidad Valenciana, Castilla-La Mancha, Murcia y Canarias. Atendiendo a la población, las regiones con mayor tasa por 100.000 habitantes son Castilla-La Mancha, Extremadura, Andalucía, Navarra y Murcia. En la Comunidad Valenciana, por ejemplo, las pérdidas por estos robos el año pasado ascendieron a 20 millones de euros, según denunció la Asociació Valenciana d’Agricultors (AVA).

Cada región tiene unas peculiaridades y así, mientras en Galicia, por ejemplo, se sustraen sobre todo cultivos, cabezas de ganado y aperos, en Aragón, los ladrones han puesto sus ojos en aspersores de riego, cables de cobre, gasoil y placas solares. La estacionalidad de los cultivos también condiciona los botines: en las zonas olivareras los golpes se producen en invierno mientras que en Lérida el objetivo es la campaña de primavera y verano de la fruta.

El 72,6 por ciento de todos los arrestados son españoles
Pese a la creencia generalizada de que son extranjeros quienes arrasan los campos españoles, las cifras de detenidos desmienten esa opinión. Los datos de 2012 evidencian de forma clara que el 72,6 por ciento de todos los arrestados e imputados son españoles, seguidos por rumanos (un 20 por ciento) y a gran distancia por marroquíes y búlgaros.

Ya en 2011 la Guardia Civil, clave también en las nuevas medidas, puso en marcha un plan contra el robo en instalaciones agrícolas y ganaderas con tres ejes: concentración del esfuerzo de las unidades de seguridad ciudadana en este tipo de robos; unidades específicas orientadas a esta tipología criminal y apoyo de las unidades de reserva y de las especialidades.

En paralelo, se inició un análisis exhaustivo de la casuística para taponar estos delitos. Los expertos del Instituto Armado señalan la dificultad de la prevención al tratarse de demarcaciones extensas; la carencia de sistemas de alarma en la mayoría de las explotaciones; las dificultades procesales y penales ya citadas o la aplastante «multirreincidencia» y «multiactividad», lo que denominan «delincuencia itinerante».

«Mapas de cultivos»
La Guardia Civil está incidiendo -y este será también uno de los objetivos del reforzado plan- en la vigilancia e inspecciones de chatarrerías y establecimientos que compran material de segunda mano, así como en el control de la venta ambulante o en establecimientos no autorizados.

Se está trabajando además en la elaboración de «mapas de cultivos», un sistema de información geográfica que ofrece datos sobre los tipos de cultivo y las fechas de cosechas en cada zona. Con estos mapas, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad contarán con una herramienta para evaluar riesgos y frenar la sangría del campo español.

Cruz Morcillo