Ya está media España en fase I y la otra media en fase II, es buena señal y supone que vamos ganando esta batalla contra el virus que tantos sufrimientos ha traído a nuestras casas. No hay que bajar la guardia en ningún momento, tenemos que ser muy conscientes de ello. No nos podemos permitir retroceder, las consecuencias tanto sanitarias como económicas serían aún mucho más difíciles de resistir y merece la pena hacer un esfuerzo más. Acordémonos del refranero: “vísteme despacio que tengo prisa”.

Esta vuelta a lo que era nuestra vida anterior, se tiene que producir de una manera escalonada y efectiva. El auténtico problema es saber cuales son esos tiempos y cómo ha de hacerse en los distintos sectores productivos.

El sector de estaciones de servicio se declaró de primera necesidad, por lo que en un principio permanecieron abiertas la totalidad de las instalaciones, unas 11.800. Pareció excesivo, sobre todo teniendo en cuenta que la movilidad estaba muy restringida y por lo tanto no había clientes a los que vender, pero entendimos que primase, en ese momento, el miedo a problemas de abastecimiento.
El 9 de abril se publicó la Orden de Servicios Mínimos que produjo un cierto alivio en el sector, permitía que un 48% de las instalaciones tuviera libertad de horarios y que otro 15% pudiera reducir el mismo hasta un mínimo de 30 horas semanales 6 días a la semana, si así lo es estimaba conveniente.
Otro 37% quedaba obligado a abrir con el horario que tenía antes del estado de alarma, lo que suponía en la mayoría de los casos no cubrir costes. Nos siguió pareciendo excesivo para la demanda existente, pero también entendimos, sobre todo en la obligación de mantener abiertos el 100% de los puntos de suministro en Autovías y Autopistas, que había en el gobierno una preocupación por asegurar el suministro al transporte por carretera.

El día 26 de mayo se ha aprobado una resolución mediante la cual se libera a otras 3.000 estaciones de cumplir el horario anterior al 14 de marzo y se las pone un horario mínimo de 90 horas semanales de lunes a sábado, quedando las instalaciones de Autovía o Autopista, obligadas al horario anterior al estado de alarma.

A día de hoy, la realidad es que los cierres de instalaciones han sido anecdóticos, pese a la posibilidad de hacerlo. Hay que tener en cuenta que muchas instalaciones no están preparadas para cerrar y protegerse de actos de vandalismo, o cualquier otra circunstancia que pudiera suponer inseguridad, por lo que la práctica general ha sido seguir abiertos.

Si se han tomado medidas de reducción de horarios, donde se ha podido, para ajustar la oferta a la demanda existente y así adecuarse lo mejor posible a la realidad existente.

Recuperación
Como decíamos, ya estamos recuperando la actividad, poco a poco, con prudencia, pero con la esperanza de que cada día suponga un avance sobre el anterior. Es por esto que, en nuestra opinión, ya no son necesarios ningún tipo de servicios mínimos ni medidas especiales que garanticen el suministro. Nunca ha estado en peligro en los momentos más complicados y mucho menos lo va a estar ahora.

A día de hoy, la realidad es que los cierres de instalaciones han sido anecdóticos

Los empresarios de estaciones de servicio estamos deseosos, como el resto de empresarios, de volver a nuestra actividad y si cuando no había demanda hemos estado abiertos y al pie del cañón, ahora lo vamos a estar con más motivo.

Empecemos a volver a la normalidad y hagámoslo dejando, como siempre, que las empresas tengan la libertad de adecuar sus recursos a las necesidades del mercado. Estén seguros de que a medida que aumente la demanda de suministro aumentará la oferta, ampliando los horarios de apertura.

Somos un sector maduro y con experiencia, dejen que se lo demostremos.

Víctor García Nebreda, secretario general de Aeescam